Toledot = Generaciones o genealogías
Itzjac y Rivká no podían tener hijos. Ellos hacían todas sus meditaciones y conexiones diarias incluso antes de tener relaciones sexuales, pero nada.
“Y fue Itzjac y rezó” por su mujer de forma diferente pues pidió que fuera ella quien tuviera un hijo, no él.
Está escrito en el Talmud, quien pide algo para otro entonces lo recibe para sí, es decir, que si te olvidas de ti mismo y pides para otra persona, entonces te llegará a ti la bendición y a ella también. Con un deseo altruista, el otro recibe, recibes tu y la satisfacción es permanente.
Rivká queda embarazada de gemelos. Ellos peleaban constantemente en su vientre, así que Rivká fue a preguntar a Hashem: ¿por qué debo vivir si mis bebés pelean todo el tiempo?, y Hashem le respondió que “ellos crecerían y serían dos naciones enfrentadas constantemente, y que si una crecía, la otra no y viceversa”.
Estos gemelos fueron Esav y Yaakov, y eran completamente opuestos y distintos:
Esav:
Representa al Ego, la tendencia al mal.
Esav era considerado un malvado que estaba en guerra con Yaakov siempre (desde sus vidas anteriores había sido malo).
El se convirtió en lo que se llamó después en el Imperio Romano.
Era más salvaje y primitivo, y le gustaba la caza.
Yaakov:
Representa la consciencia, la tendencia al bien, la Luz.
Al evolucionar se convirtió en Israel.
Era más intelectual, estudioso, y de su casa.
Ambos tenemos estas dos tendencias dentro y siempre están en constante conflicto.
Rivká representa a la madre Bináh, es decir, que dentro del mundo de nuestros “pensamientos” siempre está esa gran lucha entre el ego y el alma (la consciencia).
Entonces, ¿qué hizo Rivká (los pensamientos) ante el conflicto de sus hijos (el alma y el ego)?
En vez de enfocarse en el conflicto, fue a preguntar a Hashem, es decir, a la Kabbaláh, a la intuición, tu maestro, alguien que sepa más que tú, etc.
Siempre es el Ego (Esav) el que está en guerra con el alma (Yaakov):
El alma debe recordar que siempre está en guerra, pues sino el ego, que está en su estado natural, ganará la batalla.
En esta lucha, el instinto al mal siempre desea “romperle la cabeza a Yaakov”.
Yakov recibió el nombre de Israel, una vez que evolucionó. Este nombre está compuesto de dos partes, la más importante de ellas es “El”: amor puro y Luz pura, conexión directa con el Creador (altruismo).
Por otro lado, Esav, por como se escribe en Hebreo, está siempre mirando hacia afuera (egoísmo) y no hacia dentro de sí mismo. El ser humano consciente mira hacia adentro.
Áyin = los ojos
Shin = el fuego de la consciencia
Vav = el ser humano
Yaakov está asociado a la sefiráh de Tiféret (sefiráh emocional). Cuando la emoción se sublima con el trabajo de evolución, se convierte en Israel, que está asociado a la sefiráh de Jojmáh. Es decir, primero se trabajan hacia abajo (mundo emocional) y luego hacia arriba (mundo de los pensamientos).
Jojmáh, además de llamarse Aba (el Padre), al evolucionar es Sabá Israel (el abuelo Israel).
La cabeza de Yaakov es Jojmáh, las ideas divinas, es decir, que el Ego siempre quiere luchar contra Jojmáh.
“Esav está sentado del lado de la serpiente”, el instinto humano, el deseo de recibir sin consciencia ni emoción ni mente, el placer físico y las acciones inconscientes.
“Yaacov se sienta en el trono sagrado perfecto”, que es Jojmáh, la mente humana.
“Yaacov es del lado del Sol (emociones) que siempre está unido a la Luna (el cuerpo), es decir, el lado masculino, siempre incluyendo el femenino. La clave para que Israel triunfe en nuestra mente, es que incluya tanto mi mente racional y limitante, como la mente que crea y diseña, es decir, las emociones y el cuerpo, Tiféret y Maljut. Ambos hemisferios cerebrales deben ser integrados, ambos aspectos del ser humano, masculino y femenino.
Estudiando con la consciencia de que queremos descubrir lo que hay más adentro, hay que exigirnos más en lo que estamos estudiando, entregarnos, reflexionar, meditar al respecto.
La creatividad femenina el hacer masculino. Parte de estudio, parte de meditación, parte racional y parte intuitiva.
Por Dany Nessi
Tomado de la clase del Zohar porción Toledot de Fundación Kabbalife Chile (https://kabbalife.com/)